1º paso
Elije el estado emocional o recurso que quieres anclar.
Puede ser tranquilidad, confianza, seguridad, entusiasmo, motivación,
decisión, valentía. Decide y enúncialo en positivo. Quiero tener
confianza, por ejemplo.
2º paso
Relajado, en un sitio tranquilo donde nadie te moleste, cierra los ojos y recuerda una
oportunidad concreta de tu pasado en el que te sentías de esa manera.
Un momento que tenga una gran carga positiva para ti, en que esas
emociones hayan sido muy fuertes y sanas.
3º paso
Visualiza ese momento como si estuviera ocurriendo
ahora mismo. Presta atención a todos los detalles, a lo que escuchabas
en ese momento especial, a como te sentías, trata de recrear ese momento
como si te vieras a ti mismo viviendolo nuevamente.
4º paso
Fija el ancla. En el momento en que ese estado
emocional que quieres fijar llega al punto más alto haz algún movimiento
o gesto concreto que será tu ancla. (Puede ser un golpecito con un dedo
sobre tu muñeca, un chasquido de dedos, un puño cerrado con fuerza,
presionarte una muñeca con la otra mano, tirarte de una oreja, un gesto
que tú elijas y fijes o pongas un ancla, a las emociones que quieres
experimentar. Junto con ese movimiento que has elegido, puedes decirte
alguna frase o una palabra clave y también evocar una imagen concreta,
ya sea pasada o imaginaria que al recordarla te conecte directamente con
esas emociones que deseas experimentar.
5º paso
Repite el punto 3 y el 4 tres veces, para que el ancla quede bien fijada durante varios días seguidos.
Un ancla puedes prepararla para un momento importante o especial, como
un examen, una entrevista de trabajo, una actuación, un acto donde
hablarás en público, una cita...... para lo que tu desees!!!
Recuerda que las anclas funcionan, ya lo has comprobado con esa canción o
ese sitio concreto que te evoca un estado emocional particular. Y ahora
que ya lo sabes, puedes utilizar este recurso de manera consciente para
cualquier oportunidad que tu desees!!
Recuerda
que la unica manera de que no funcione es no repitiéndolo hasta que
funcione!!
5 Pasos para Fijar un Ancla con PNL
1º paso
Elije el estado emocional o recurso que quieres anclar.
Puede ser tranquilidad, confianza, seguridad, entusiasmo, motivación,
decisión, valentía. Decide y enúncialo en positivo. Quiero tener
confianza, por ejemplo.
2º paso
Relajado, en un sitio tranquilo donde nadie te moleste, cierra los ojos y recuerda una
oportunidad concreta de tu pasado en el que te sentías de esa manera.
Un momento que tenga una gran carga positiva para ti, en que esas
emociones hayan sido muy fuertes y sanas.
3º paso
Visualiza ese momento como si estuviera ocurriendo
ahora mismo. Presta atención a todos los detalles, a lo que escuchabas
en ese momento especial, a como te sentías, trata de recrear ese momento
como si te vieras a ti mismo viviendolo nuevamente.
4º paso
Fija el ancla. En el momento en que ese estado
emocional que quieres fijar llega al punto más alto haz algún movimiento
o gesto concreto que será tu ancla. (Puede ser un golpecito con un dedo
sobre tu muñeca, un chasquido de dedos, un puño cerrado con fuerza,
presionarte una muñeca con la otra mano, tirarte de una oreja, un gesto
que tú elijas y fijes o pongas un ancla, a las emociones que quieres
experimentar. Junto con ese movimiento que has elegido, puedes decirte
alguna frase o una palabra clave y también evocar una imagen concreta,
ya sea pasada o imaginaria que al recordarla te conecte directamente con
esas emociones que deseas experimentar.
5º paso
Repite el punto 3 y el 4 tres veces, para que el ancla quede bien fijada durante varios días seguidos.
Un ancla puedes prepararla para un momento importante o especial, como
un examen, una entrevista de trabajo, una actuación, un acto donde
hablarás en público, una cita...... para lo que tu desees!!!
Recuerda que las anclas funcionan, ya lo has comprobado con esa canción o
ese sitio concreto que te evoca un estado emocional particular. Y ahora
que ya lo sabes, puedes utilizar este recurso de manera consciente para
cualquier oportunidad que tu desees!!
Pruébalo! No pierdes nada!!! La
Programación Neurolingüistica tiene
herramientas maravillosas para hacerte la vida mas placentera! Recuerda
que la unica manera de que no funcione es no repitiéndolo hasta que
funcione!!
:-)
Le
decían Mane, tenía poco tiempo de conocerlo, sin embargo ya había
llamado mi atención. Era un tipo que, a primera vista, pasaba
inadvertido, pero después de convivir con él algunos días, uno se
mantenía muy risueño. Yo había notado que Mane no era el más carismático
del lugar; de hecho, tampoco era el más bromista ni el que hacía más
comentarios agradables. Entonces ¿por qué tenía ese efecto más marcado
que quienes eran más carismáticos y bromistas? - See more at:
http://www.pnlaplicada.com.mx/anclas-el-poder-de-la-influencia#sthash.bnIhIT5m.dpuf
Imagínate
que tienes el poder de hacer que una persona se ría constantemente, la
pase bien contigo y quiera volver a verte… con las anclas esto es
posible.
Le decían Mane, tenía poco tiempo de conocerlo, sin embargo ya había
llamado mi atención. Era un tipo que, a primera vista, pasaba
inadvertido, pero después de convivir con él algunos días, uno se
mantenía muy risueño. Yo había notado que Mane no era el más carismático
del lugar; de hecho, tampoco era el más bromista ni el que hacía más
comentarios agradables. Entonces ¿por qué tenía ese efecto más marcado
que quienes eran más carismáticos y bromistas?
La respuesta residía en una sola acción, un movimiento que Mane hacía
constantemente, pero en un momento específico. Siempre que alguien
estaba riendo junto a él, reían juntos, pero además él tocaba el hombro
de esa persona, con lo cual jalaba su atención y se miraban a los ojos
mientras reían. Después de reír juntos unas cuantas veces, el
condicionamiento ya estaba hecho; así, cada vez que había contacto
visual, ambas partes experimentaban de nuevo felicidad.
¿Por qué suceden estas reacciones?
Hace aproximadamente un siglo, el fisiólogo ruso,
Ivan Pavlov,
formuló su ley del reflejo condicionado. En algunos de sus estudios,
Pavlov utilizó perros. Observó que la salivación de éstos, antes de
comer, podía ser resultado de una actividad psíquica. Hacía sonar una
campana antes de alimentarlos. Con el tiempo, con sólo activar la
campana, los perros salivaban, aun sin ser el momento de su comida.
A esta reacción, en
programación neurolingüística (PNL) se le conoce como
ancla.
Tal condicionamiento no se limita a escuchar una campana u otro sonido,
sino que puede ser creado mediante cualquiera de nuestros sentidos.
Así, un ancla puede ser un estímulo visual, auditivo, kinestésico,
olfativo o gustativo, que genera una emoción determinada.
Anclas en tu vida diaria
La cantidad de anclas con las que vive una persona es impresionante.
Estamos condicionados prácticamente en todos nuestros comportamientos.
Para mejorar tus relaciones, puedes hacer lo mismo que Mane: mirar a la
gente a los ojos. No sólo puedes hacerlo cuando alguien con quien deseas
relacionarte se esté riendo, sino en todas las emociones ligadas a ti
que pretendas evocar en dicha persona. Recuerda hacerlo de un modo
natural, pues podrías incomodar a la persona, en lugar de agradarle.
El mejor momento para crear el ancla —en este caso, mirar a los ojos a
quien deseas agradar— es el instante previo a que su risa esté en su
máxima intensidad; de esta forma, cuando su emoción esté en lo más alto,
estará relacionándose contigo y te vinculará a esa emoción.
Debes considerar que si no eres capaz de mantenerte alegre,
probablemente colapsarás el ancla que hayas creado en otra persona. Por
ejemplo, si tienes personas a tu cargo y decides usar las anclas para
que te perciban de un modo distinto, pero luego de anclarlos
positivamente explotas de un coraje, haciéndolos sentir emociones
desagradables, podría colapsar el ancla que ya habías instalado.
En las relaciones de pareja, el ancla generadora de emociones
agradables suele producirse naturalmente. Están allí, juntos los dos
comiendo un rico helado, se miran con fijamente y piensan en lo mucho
que se aman, viene un suspiro y siguen comiendo. Un día, tienen una
diferencia que termina en discusión; entonces, uno de ellos dice al
otro: “mírame cuando te estoy hablando”. Si fueras tú el aludido, dado
que se encuentra en una emoción desagradable, es posible que realmente
no quieras que tu pareja vincule tu presencia con una emoción así.
No vas a evadir la mirada de tu pareja cada vez que tengan emociones
desagradables; más bien, van a crear anclas positivas tan poderosas que
los momentos desagradables no puedan cambiar la emoción de amor y
felicidad que te da esa persona especial.
Estos son solo algunos ejemplos de la importancia que tienen las
anclas en la vida diaria. Resulta de muchísima utilidad que aprendas a
usar las anclas de manera consciente, ya que de esta manera podrás
influir de manera positiva a las personas que se encuentren cerca de ti,
ya sea que sean personas cercanas a tu círculo social y afectivo o que
sean clientes, compañeros de trabajo o simplemente alguien que quieras
hacer sentir bien con tu compañía.
- See more at: http://www.pnlaplicada.com.mx/anclas-el-poder-de-la-influencia#sthash.bnIhIT5m.dpuf
Imagínate
que tienes el poder de hacer que una persona se ría constantemente, la
pase bien contigo y quiera volver a verte… con las anclas esto es
posible.
Le decían Mane, tenía poco tiempo de conocerlo, sin embargo ya había
llamado mi atención. Era un tipo que, a primera vista, pasaba
inadvertido, pero después de convivir con él algunos días, uno se
mantenía muy risueño. Yo había notado que Mane no era el más carismático
del lugar; de hecho, tampoco era el más bromista ni el que hacía más
comentarios agradables. Entonces ¿por qué tenía ese efecto más marcado
que quienes eran más carismáticos y bromistas?
La respuesta residía en una sola acción, un movimiento que Mane hacía
constantemente, pero en un momento específico. Siempre que alguien
estaba riendo junto a él, reían juntos, pero además él tocaba el hombro
de esa persona, con lo cual jalaba su atención y se miraban a los ojos
mientras reían. Después de reír juntos unas cuantas veces, el
condicionamiento ya estaba hecho; así, cada vez que había contacto
visual, ambas partes experimentaban de nuevo felicidad.
¿Por qué suceden estas reacciones?
Hace aproximadamente un siglo, el fisiólogo ruso,
Ivan Pavlov,
formuló su ley del reflejo condicionado. En algunos de sus estudios,
Pavlov utilizó perros. Observó que la salivación de éstos, antes de
comer, podía ser resultado de una actividad psíquica. Hacía sonar una
campana antes de alimentarlos. Con el tiempo, con sólo activar la
campana, los perros salivaban, aun sin ser el momento de su comida.
A esta reacción, en
programación neurolingüística (PNL) se le conoce como
ancla.
Tal condicionamiento no se limita a escuchar una campana u otro sonido,
sino que puede ser creado mediante cualquiera de nuestros sentidos.
Así, un ancla puede ser un estímulo visual, auditivo, kinestésico,
olfativo o gustativo, que genera una emoción determinada.
Anclas en tu vida diaria
La cantidad de anclas con las que vive una persona es impresionante.
Estamos condicionados prácticamente en todos nuestros comportamientos.
Para mejorar tus relaciones, puedes hacer lo mismo que Mane: mirar a la
gente a los ojos. No sólo puedes hacerlo cuando alguien con quien deseas
relacionarte se esté riendo, sino en todas las emociones ligadas a ti
que pretendas evocar en dicha persona. Recuerda hacerlo de un modo
natural, pues podrías incomodar a la persona, en lugar de agradarle.
El mejor momento para crear el ancla —en este caso, mirar a los ojos a
quien deseas agradar— es el instante previo a que su risa esté en su
máxima intensidad; de esta forma, cuando su emoción esté en lo más alto,
estará relacionándose contigo y te vinculará a esa emoción.
Debes considerar que si no eres capaz de mantenerte alegre,
probablemente colapsarás el ancla que hayas creado en otra persona. Por
ejemplo, si tienes personas a tu cargo y decides usar las anclas para
que te perciban de un modo distinto, pero luego de anclarlos
positivamente explotas de un coraje, haciéndolos sentir emociones
desagradables, podría colapsar el ancla que ya habías instalado.
En las relaciones de pareja, el ancla generadora de emociones
agradables suele producirse naturalmente. Están allí, juntos los dos
comiendo un rico helado, se miran con fijamente y piensan en lo mucho
que se aman, viene un suspiro y siguen comiendo. Un día, tienen una
diferencia que termina en discusión; entonces, uno de ellos dice al
otro: “mírame cuando te estoy hablando”. Si fueras tú el aludido, dado
que se encuentra en una emoción desagradable, es posible que realmente
no quieras que tu pareja vincule tu presencia con una emoción así.
No vas a evadir la mirada de tu pareja cada vez que tengan emociones
desagradables; más bien, van a crear anclas positivas tan poderosas que
los momentos desagradables no puedan cambiar la emoción de amor y
felicidad que te da esa persona especial.
Estos son solo algunos ejemplos de la importancia que tienen las
anclas en la vida diaria. Resulta de muchísima utilidad que aprendas a
usar las anclas de manera consciente, ya que de esta manera podrás
influir de manera positiva a las personas que se encuentren cerca de ti,
ya sea que sean personas cercanas a tu círculo social y afectivo o que
sean clientes, compañeros de trabajo o simplemente alguien que quieras
hacer sentir bien con tu compañía.
- See more at: http://www.pnlaplicada.com.mx/anclas-el-poder-de-la-influencia#sthash.bnIhIT5m.dpuf
Imagínate
que tienes el poder de hacer que una persona se ría constantemente, la
pase bien contigo y quiera volver a verte… con las anclas esto es
posible.
Le decían Mane, tenía poco tiempo de conocerlo, sin embargo ya había
llamado mi atención. Era un tipo que, a primera vista, pasaba
inadvertido, pero después de convivir con él algunos días, uno se
mantenía muy risueño. Yo había notado que Mane no era el más carismático
del lugar; de hecho, tampoco era el más bromista ni el que hacía más
comentarios agradables. Entonces ¿por qué tenía ese efecto más marcado
que quienes eran más carismáticos y bromistas?
La respuesta residía en una sola acción, un movimiento que Mane hacía
constantemente, pero en un momento específico. Siempre que alguien
estaba riendo junto a él, reían juntos, pero además él tocaba el hombro
de esa persona, con lo cual jalaba su atención y se miraban a los ojos
mientras reían. Después de reír juntos unas cuantas veces, el
condicionamiento ya estaba hecho; así, cada vez que había contacto
visual, ambas partes experimentaban de nuevo felicidad.
¿Por qué suceden estas reacciones?
Hace aproximadamente un siglo, el fisiólogo ruso,
Ivan Pavlov,
formuló su ley del reflejo condicionado. En algunos de sus estudios,
Pavlov utilizó perros. Observó que la salivación de éstos, antes de
comer, podía ser resultado de una actividad psíquica. Hacía sonar una
campana antes de alimentarlos. Con el tiempo, con sólo activar la
campana, los perros salivaban, aun sin ser el momento de su comida.
A esta reacción, en
programación neurolingüística (PNL) se le conoce como
ancla.
Tal condicionamiento no se limita a escuchar una campana u otro sonido,
sino que puede ser creado mediante cualquiera de nuestros sentidos.
Así, un ancla puede ser un estímulo visual, auditivo, kinestésico,
olfativo o gustativo, que genera una emoción determinada.
Anclas en tu vida diaria
La cantidad de anclas con las que vive una persona es impresionante.
Estamos condicionados prácticamente en todos nuestros comportamientos.
Para mejorar tus relaciones, puedes hacer lo mismo que Mane: mirar a la
gente a los ojos. No sólo puedes hacerlo cuando alguien con quien deseas
relacionarte se esté riendo, sino en todas las emociones ligadas a ti
que pretendas evocar en dicha persona. Recuerda hacerlo de un modo
natural, pues podrías incomodar a la persona, en lugar de agradarle.
El mejor momento para crear el ancla —en este caso, mirar a los ojos a
quien deseas agradar— es el instante previo a que su risa esté en su
máxima intensidad; de esta forma, cuando su emoción esté en lo más alto,
estará relacionándose contigo y te vinculará a esa emoción.
Debes considerar que si no eres capaz de mantenerte alegre,
probablemente colapsarás el ancla que hayas creado en otra persona. Por
ejemplo, si tienes personas a tu cargo y decides usar las anclas para
que te perciban de un modo distinto, pero luego de anclarlos
positivamente explotas de un coraje, haciéndolos sentir emociones
desagradables, podría colapsar el ancla que ya habías instalado.
En las relaciones de pareja, el ancla generadora de emociones
agradables suele producirse naturalmente. Están allí, juntos los dos
comiendo un rico helado, se miran con fijamente y piensan en lo mucho
que se aman, viene un suspiro y siguen comiendo. Un día, tienen una
diferencia que termina en discusión; entonces, uno de ellos dice al
otro: “mírame cuando te estoy hablando”. Si fueras tú el aludido, dado
que se encuentra en una emoción desagradable, es posible que realmente
no quieras que tu pareja vincule tu presencia con una emoción así.
No vas a evadir la mirada de tu pareja cada vez que tengan emociones
desagradables; más bien, van a crear anclas positivas tan poderosas que
los momentos desagradables no puedan cambiar la emoción de amor y
felicidad que te da esa persona especial.
Estos son solo algunos ejemplos de la importancia que tienen las
anclas en la vida diaria. Resulta de muchísima utilidad que aprendas a
usar las anclas de manera consciente, ya que de esta manera podrás
influir de manera positiva a las personas que se encuentren cerca de ti,
ya sea que sean personas cercanas a tu círculo social y afectivo o que
sean clientes, compañeros de trabajo o simplemente alguien que quieras
hacer sentir bien con tu compañía.
- See more at: http://www.pnlaplicada.com.mx/anclas-el-poder-de-la-influencia#sthash.bnIhIT5m.dpuf
Imagínate
que tienes el poder de hacer que una persona se ría constantemente, la
pase bien contigo y quiera volver a verte… con las anclas esto es
posible.
Le decían Mane, tenía poco tiempo de conocerlo, sin embargo ya había
llamado mi atención. Era un tipo que, a primera vista, pasaba
inadvertido, pero después de convivir con él algunos días, uno se
mantenía muy risueño. Yo había notado que Mane no era el más carismático
del lugar; de hecho, tampoco era el más bromista ni el que hacía más
comentarios agradables. Entonces ¿por qué tenía ese efecto más marcado
que quienes eran más carismáticos y bromistas?
La respuesta residía en una sola acción, un movimiento que Mane hacía
constantemente, pero en un momento específico. Siempre que alguien
estaba riendo junto a él, reían juntos, pero además él tocaba el hombro
de esa persona, con lo cual jalaba su atención y se miraban a los ojos
mientras reían. Después de reír juntos unas cuantas veces, el
condicionamiento ya estaba hecho; así, cada vez que había contacto
visual, ambas partes experimentaban de nuevo felicidad.
¿Por qué suceden estas reacciones?
Hace aproximadamente un siglo, el fisiólogo ruso,
Ivan Pavlov,
formuló su ley del reflejo condicionado. En algunos de sus estudios,
Pavlov utilizó perros. Observó que la salivación de éstos, antes de
comer, podía ser resultado de una actividad psíquica. Hacía sonar una
campana antes de alimentarlos. Con el tiempo, con sólo activar la
campana, los perros salivaban, aun sin ser el momento de su comida.
A esta reacción, en
programación neurolingüística (PNL) se le conoce como
ancla.
Tal condicionamiento no se limita a escuchar una campana u otro sonido,
sino que puede ser creado mediante cualquiera de nuestros sentidos.
Así, un ancla puede ser un estímulo visual, auditivo, kinestésico,
olfativo o gustativo, que genera una emoción determinada.
Anclas en tu vida diaria
La cantidad de anclas con las que vive una persona es impresionante.
Estamos condicionados prácticamente en todos nuestros comportamientos.
Para mejorar tus relaciones, puedes hacer lo mismo que Mane: mirar a la
gente a los ojos. No sólo puedes hacerlo cuando alguien con quien deseas
relacionarte se esté riendo, sino en todas las emociones ligadas a ti
que pretendas evocar en dicha persona. Recuerda hacerlo de un modo
natural, pues podrías incomodar a la persona, en lugar de agradarle.
El mejor momento para crear el ancla —en este caso, mirar a los ojos a
quien deseas agradar— es el instante previo a que su risa esté en su
máxima intensidad; de esta forma, cuando su emoción esté en lo más alto,
estará relacionándose contigo y te vinculará a esa emoción.
Debes considerar que si no eres capaz de mantenerte alegre,
probablemente colapsarás el ancla que hayas creado en otra persona. Por
ejemplo, si tienes personas a tu cargo y decides usar las anclas para
que te perciban de un modo distinto, pero luego de anclarlos
positivamente explotas de un coraje, haciéndolos sentir emociones
desagradables, podría colapsar el ancla que ya habías instalado.
En las relaciones de pareja, el ancla generadora de emociones
agradables suele producirse naturalmente. Están allí, juntos los dos
comiendo un rico helado, se miran con fijamente y piensan en lo mucho
que se aman, viene un suspiro y siguen comiendo. Un día, tienen una
diferencia que termina en discusión; entonces, uno de ellos dice al
otro: “mírame cuando te estoy hablando”. Si fueras tú el aludido, dado
que se encuentra en una emoción desagradable, es posible que realmente
no quieras que tu pareja vincule tu presencia con una emoción así.
No vas a evadir la mirada de tu pareja cada vez que tengan emociones
desagradables; más bien, van a crear anclas positivas tan poderosas que
los momentos desagradables no puedan cambiar la emoción de amor y
felicidad que te da esa persona especial.
Estos son solo algunos ejemplos de la importancia que tienen las
anclas en la vida diaria. Resulta de muchísima utilidad que aprendas a
usar las anclas de manera consciente, ya que de esta manera podrás
influir de manera positiva a las personas que se encuentren cerca de ti,
ya sea que sean personas cercanas a tu círculo social y afectivo o que
sean clientes, compañeros de trabajo o simplemente alguien que quieras
hacer sentir bien con tu compañía.
- See more at: http://www.pnlaplicada.com.mx/anclas-el-poder-de-la-influencia#sthash.bnIhIT5m.dpuf
El poder de la influencia